SER PADRES EN EL
MUNDO DE HOY
Lic.
Mariela Cerioni
Ser
padres en el mundo de hoy no es lo mismo que hace unas décadas. El “Espíritu de
nuestra época” actual es muy diferente. Esto
afirma Chiozza[1],
quién hace énfasis en muchos cambios que vienen sucediendo. Explica que las
generaciones[i]
cambian cada 15 años y que una sociedad aprenda mecanismos de convivencia y
evolucione requiere medio siglo. Las cosas que estamos viendo en esta época no
son cambios generacionales, son mucho más importantes. Estamos en una gran
transformación. Las épocas de cambios generan mucha confusión. Hay una gran
crisis de valores y esto no quiere decir que la gente
individualmente no se rija por valores. Lo que pasa es que no hay consenso. Una
cosa son los valores proclamados cuando uno habla y otra son los valores en los
que uno cree, que no son siempre los mismos de los que uno dice. No existe una
ética, entonces se da lo que se denomina el relativismo moral. Por ejemplo: ¿Está bien o mal traicionar a un
amigo? Una cosa es decir tajantemente que está mal, como se hizo en una época;
otra es el relativismo moral, donde se dice: "Hay que ver si es algo de
fuerza mayor" o "Depende de la circunstancia". Entonces se
empiezan a relativizar los juicios de valor, los cuales están perturbados.
El
consenso está desorientado y esto se manifiesta también en las vidas personales
porque, cuando una persona empieza con esta relatividad de los valores, surgen
preguntas por ejemplo como, ¿la infidelidad está bien o mal? Entonces se dice
que se justifica dependiendo de tal o cual cosa, no resultando una única
respuesta. Es una situación muy compleja y que explica por qué razón hay tantas
vidas en crisis. (Chiozza)
Estos
cambios nos vienen afectando. La cuestión debemos acentuarla pensando en que
somos nosotros, esta generación que estamos vivenciando este relativismo moral,
quienes estamos criando y educando a nuestros hijos. Entonces surge una gran
pregunta. ¿Cómo criar y educar a nuestros hijos en medio de tantos cambios,
confusión, relativismo en los valores? Retomando palabras de Luis Chiozza y
Liliana Gonzalez[2],
intentaré a continuación exponer algunas ideas que nos orienten al respecto.
GRANDES
CAMBIOS DE LA ÉPOCA ACTUAL
EN
RELACIÓN A DÉCADAS ANTERIORES
Intento en este punto resaltar los cambios
que están ocurriendo, especialmente en la estructura de la familia y cómo
influye el relativismo moral mencionado a la hora de poner reglas y límites a
nuestros hijos.
1.Cambios
importantes en la estructura de la familia y el funcionamiento de sus miembros:
·
Divorcios, separaciones
“Según datos extraídos del
diario La Nación, hubo más de medio millón de divorcios en la última década. Para
hacerse una idea, en los 80 se producían 114 divorcios diarios. En la década
del 90 pasaron a ser 87 por día. En cambio, entre 2001 y 2010, hubo a razón de
172 divorcios diarios. Entonces, ¿cuánto dura el amor? Menos de seis años.
Según estadísticas judiciales a las que accedió LA NACIÓN, en la ciudad de
Buenos Aires el 54% de las parejas que se divorciaron durante 2010 llevaban
menos de diez años juntos; el 34%, menos de seis” (Diario La Nación, 4 de marzo
de 2012)
·
Familias ensambladas
Se llama así a las familias que se han
constituido luego del divorcio, la separación o la viudez y siempre y cuando haya habido
hijos en al menos una de las relaciones anteriores. En estas familias
constituidas muchos son los factores que se ponen en juego: expectativas de no
cometer los mismos errores que en la anterior experiencia, de no fracasar, de organizar los integrantes de la nueva familia (que
tienen cada uno sus propios estilos de vidas) al nuevo proyecto.
·
Monopaternidad. Ausencia del padre
Con esto me refiero a madres
que crían a sus hijos solas, por decisión propia o por circunstancias de lo
vivido. Madres solteras, madres separadas y que los padres no se hacen cargo de
sus hijos. Madres por fertilidad asistida.
La madre es jefe de familia y se hace sola
cargo de todos los aspectos de la crianza de su hijo: alimento, protección,
educación, límites.
·
Ausencia de los padres
por trabajo
Las jornadas laborales se
han extendido este último tiempo. La necesidad económica, el deseo de tener
acceso a comodidades y cosas materiales tienen más peso en la época actual. La
mujer se fue incorporando a la cadena laboral, ya sea por necesidad de aportar
dinero a la familia o por crecimiento
personal o profesional. Según el INDEC (instituto nacional de estadísticas y
Censos de Argentina) en 2010 el mercado laboral se distribuía en un 57% de
hombres y un 43% de mujeres. Esto ha modificado la presencia de la mujer en el
hogar lo que llevó a cambios en los modelos de crianza de los hijos.
La ausencia paterna y
materna no se mide sólo por el tiempo en que no están con los hijos. También es
el tiempo que los padres no están por agobio o cansancio.
·
Homopaternidad o
paternidad homosexual
Argentina es uno de los primeros países donde
el casamiento entre personas del mismo sexo está permitido y por ley estos
matrimonios gozan de los mismos derechos que las parejas heterosexuales. En las
próximas décadas nuestra sociedad acrecentará el número de niños criados y
nacidos en familias homoparentales.
·
Función paterna:
Límites y amor
Todos los cambios
mencionados repercuten en la misma función paterna. Si comparamos, en la
antigüedad, con todas las carencias que el sistema patriarcal tenía, existía
una mamá en casa que contenía. Los cambios vinieron con la inserción de la
madre en la vida laboral, profesional. Ahora estamos en un nuevo escenario y no
se ha encontrado una forma sustituta de este grupo familiar contenedor para el
niño. La función entonces se terceriza (ver en el punto siguiente la
tercerización). Al existir otras personas como empleadas, niñeras, abuelos,
hermanos mayores, guarderías, jardines maternales, que cumplen una importante
función en la educación, muchas veces suelen surgir dificultades en la puesta
de límites en los niños.
·
La tercerzación:
Tercerizar es dejar en manos de un tercero lo
que a uno le corresponde, lo cual quiere decir que le
sigue correspondiendo a uno. Como consecuencia de la prolongada ausencia de los padres, los
niños desde muy pequeños pasan al cuidado de otras personas e instituciones. En
algunos casos aún hay abuelos que colaboran en la crianza inicial, sosteniendo
el estilo familiar. Quienes pueden contar con los abuelos, conservan la
posibilidad de que los chicos estén contenidos en el ámbito familiar. Pero
también hoy en día existen abuelos que no están en condiciones psicofísicas de
criar nietos. Además hay hoy muchos abuelos con sueños, proyectos. Si quedan a
cargo de la empleada, esa empleada es la que cumple la función materna.
Así, asistimos a una modificación en la
estructura familiar. Anteriormente se contenía y educaba a los niños en
espacios acotados al hogar bajo la mirada directa de los padres. Esto es
remplazado por nuevos esquemas de socialización. Estos cambios repercuten en la lengua materna,
los momentos de alimentación, los
horarios de sueño, las normas y reglas de convivencia.
·
Límites
Este es un punto clave donde podemos observar el
relativismo moral de la época. Para lo que algunos padres está mal y no debe
permitirse, para otros no es tan importante ni malo. Los padres actuales dudan
y oscilan entre permitir ciertas conductas de los chicos o sancionarlas y
empeoran cuando a veces se las permiten y otras no. La respuesta: depende,
suele abundar. Así los niños se mueven sin límites claros cuál ciego en un
camino desconocido. ¿De qué hablamos cuando hablamos de límites? Y en este
punto retomo palabras de Liliana González que nos dice que hablar de ley y de
límites es hablar de marcar diferencias. Igual que el límite geográfico,
si no existieran se mezclarían las culturas, el idioma, la moneda, etc. De la
misma manera, esa diferencia de ‘esto es tuyo, esto mío; esto es lo propio esto
lo ajeno, etc.” Esa diferenciación marca identidad. El límite marca
identidad. Cuando los límites son borrosos, los padres se adolescentizan,
son amigos de los hijos, los hijos maltratan o insultan a sus padres, porque se
borraron las diferencias. Ese es el fracaso de la ley paterna. El niño aparece
entonces con lo que se llama “el síndrome del emperador” o en palabras de Freud
“Su majestad, el bebé”.
Los límites son necesarios ponerlos desde que el
niño nace, de lo contrario, el bebé tomaría el pecho hasta los 5 años, y
dormiría con su mamá todos los días. Al bebé hay que limitarlo para ayudarlo a
dejar de ser bebé. Un bebé no se recibe de niño porque sopla la velita de los
dos años. Un bebé se recibe de niño cuando puede decir “chau mamá” y se queda
tranquilo porque tiene suficiente mamá adentro. Cuando se puede ser madre y
mujer, se mantiene la relación de pareja y el bebé entiende que no es todo para
su mamá: tiene que crecer, crear vínculos, y algún día buscar una mujer
parecida a la madre (viceversa, cuando hablamos de la niña). El
amor materno en exceso no deja crecer, ni pensar, ni aprender, ni desear. El
niño también trabaja para separarse de mamá.
No solo los niños sufren la
falta de límites. Como padres
ya no tenemos 8 horas de trabajo, 8 de descanso, 8 de sueño. No hay ocio. Los
fines de semana no son ‘fines’ de semana, porque la semana no finaliza nunca:
continúa con otras actividades. Y esta vorágine en la que entran los padres les
impiden marcar sus propios límites. (Liliana González)
Con respecto al padre: no es
solo necesario que está presente el padre, con su forma de ser, fuerte, débil, pacífico o violento, sino que tenga una
función nombrada, aceptada y reconocida por la madre quien podrá instaurar la
ley en nombre del padre aunque en realidad esté ausente. Otras veces el padre
está presente pero invalidado de su función, degradado, humillado, o no
reconocido por la madre que desautoriza o no da lugar a su función.
·
La simetría de roles
La cuestión de la falta de
límites favorece esa simetría. ¿Querés ir a la escuela? ¿Qué querés comer? Los
padres preguntan a los chicos qué quieren. ¿Qué te querés poner. Querés ir a
dormir. Te querés quedar en el jardín? En palabras de Liliana González, la familia democrática
no existe. Los chicos de 2-3 años no pueden votar a qué hora se duerme, qué
comen… Los padres son los que debemos posicionarnos en la autoridad cariñosa,
suave, presente, siempre y cuando ellos tengan claros sus límites.
·
Límites y amor
Hablar de límites es hablar de amor, “porque si está en
problemas el límite y la ley en niños, adolescentes y adultos, algo que está en
problemas es el amor. Cuando no hay tiempo para encontrarse con los hijos, para
escucharlos, para inaugurar un juego, cuando se los deja frente al televisor
para que los eduque las pantallas, cuando no hay apuro para volver a casa, es
porque lo que está en problemas es el amor”.(Liliana González)
Desde
esta mirada, solo un niño muy amado, que se siente valioso va a entender el
“no”, que ese “no” es signo de protección y de amor.
2. Los avances tecnológicos
TV las 24 horas, con una amplia oferta de programación. Computadoras, celulares, ipod, ipad, Tablet, Facebook,
twitter, instagram, play station, etc. Los chicos hoy tienen otras
formas de jugar, acceder a información y de comunicarse. Súper estimulados y en
ocasiones sobrepasados de información. Acceden fácilmente al conocimiento a
veces de muy buenas fuentes y otras no. Ya no es necesario hablar tanto. Las
cosas se las dicen por mensajes escritos en claves y en su propio lenguaje. La
comunicación cara a cara se va perdiendo.
También el uso excesivo de la pantalla conlleva a que los
niños cada vez lean menos. No hay lectura de cuentos. ¿Y el mundo de la fantasía?
Lo malo no es la tecnología sino el uso que
se hace de ella. Con estos avances se requiere más cuidado del niño. Los medios
por sí no cuidan. Los mismos lo exponen
a programas, propagandas, noticieros, donde se muestran extrema violencia,
diálogos subidos de tono, o escenas de
elevado contenido sexual. Hay una excesiva erotización de la pantalla: a
cualquier hora se exhibe los avatares de
la sexualidad adulta invadiendo la sexualidad infantil. Los niños no pueden
“digerir” afectivamente lo que escuchan y ven.
3. El comienzo escolar temprano
Cada vez más temprano, ahora la propuesta está desde los
3 años, para que los chicos ingresen al ámbito de la educación formal. Desde
esta edad ya tienen horarios para respetar y lugar para encontrarse con pares
con actividades regladas y objetivos a cumplir.
4. Actividades extra escolares
Esto es algo que se relaciona con lo anterior. Existe una
amplia oferta de actividades deportivas, culturales, artísticas, educativas.
Los niños están muy ocupados y estas actividades hacen a su vez el lugar de
encuentro con sus pares. Queda poco tiempo para el juego libre. Las actividades son
organizadas. A veces es el único lugar donde se encuentran con sus pares fuera
del colegio.
5. La cultura de la imagen
Desde el aspecto físico hasta la ropa. Esto está en la
actualidad y en nuestra cultura sobrevalorado. Según mi experiencia las nenas
lo tienen más incorporado. Si son gorditas de chicas tienen ya por qué
preocuparse. Sus pares se lo recalcan, se discriminan y compiten.
6. La idea de que la felicidad es
algo obligatorio y permanente
Los esfuerzos tienen que
llevar a conseguir la felicidad para cada momento y siempre, sino, no sirven.
El esfuerzo en sí mismo ya no es valorado.
“El
éxito está asociado a las cosas rápidas. Lo que tenemos es frágil, es
perecedero” Parte de la crisis actual se manifiesta mucho en la búsqueda de
soluciones rápidas y fáciles que después no funcionan bien. (Luis Chiozza)
CONSECUENCIA DE LOS CAMBIOS
Las
investigaciones hablan de algunas cuestiones relacionadas con la infancia que
preocupan:
·
La falta de juego en
los niños
Esto tiene que ver con las
dificultades para realizar juego simbólico, que (junto con el pensamiento
simbólico) es el que permite fantasear,
crear, representar, inventar.
Lo simbólico empieza en el seno familiar,
donde el juego, y el lenguaje hecho cuento, canto y narraciones familiares
tienen un papel fundamental.
·
Las dificultades para
encontrarse con amigos
Los
amigos en épocas anteriores se encontraban en el barrio, en la vereda donde
salíamos a jugar. No había tantos riesgos o peligros y éramos todos conocidos.
Ahora los riesgos no nos autorizan a dejar a los hijos con esa libertad, por lo
que encontrarse con amigos depende de invitar a jugar a niños a la casa o que
los inviten y a su vez esto depende de la disponibilidad de horarios de los
niños y de los horarios de trabajo de los padres.
La sobrevaloración de
lo material en detrimento de lo espiritual
El
temor a la vejez, al paso del tiempo reflejado en el cuerpo, a la acumulación
de cosas materiales. Los sustitutos espurios. En décadas pasadas el viejo era
una persona que se respetaba por sus años y la acumulación de su conocimiento
por lo vivido. Los sustitutos espurios, buscar suplir o remediar las cosas que
nos suceden, buscando una satisfacción o gratificación inmediata. A veces esas
soluciones solo tapan o disfrazan situaciones o estados que no se pueden
cambiar, que se deben aceptar. Ejemplos de esto es desvivirse persiguiendo
logros para la acumulación de bienes, que a veces ni se llegan a disfrutar, sin
otro propósito de la acumulación por sí misma (adquisición desmedida), las
intervenciones quirúrgicas mediante las cuales se pretende desandar de manera
ilusoria, a través de la cirugía estética, lo que ha otorgado la naturaleza o
los cambios que naturalmente produce el tiempo (la cosmética ilusoria), o
suplantar las distracciones, donde
recurrimos a vicios con moderación por la obtención de placeres que no
conducen a actos destructivos como las adicciones. (Luis Chiozza)
·
La adultización de la
infancia: Iniciación sexual temprana
El comienzo temprano de la
escolaridad, las responsabilidades tempranas de los chicos, la cultura de la
imagen conllevan a que se quemen etapas. En algunos artículos se refieren a los
niños como “Adultos en miniaturas”.
La sociedad de consumo aprovecha y fomenta
esto. Por ejemplo: Cumpleaños de spa (lugares pensados para el relax de niñas
entre 3 y 16 años) Máscaras de belleza, moda, pinturas. Y así destinamos a los
chicos a vivir pensando en lo estético, la belleza y la apariencia. No debemos
confundir que a las niñas siempre les ha
gustado jugar a ser grande: pintarse, ponerse los tacos altos de mamá, ponerse
aros, pulseras y collares. A través de este modo de juego van aprendiendo
rituales de la femeneidad e imitando roles de la madre y la mujer. Eso es otra
cosa.
La moda de la ropa favorece también esto:
Modelos en el mercado iguales a los que visten los adultos.
Los
chicos apuran su crecimiento. Existe genitalización en la sexualidad infantil.
Las relaciones sexuales comienzan cada vez más temprano aun cuando no están
preparados para ejercer la sexualidad responsable y placentera. ¿Qué buscan?
Ser deseados, sentirse parte del grupo, seguir la moda.
Enfermedades
En los consultorios pediátricos se ha
empezado a ver en niños enfermedades que eran propias de la adultez: obesidad,
anorexia, diabetes, úlcera, gastritis, hipertiroidismo. O síntomas como
depresión, stress.
Problemas de
aprendizaje
Están los problemas de siempre, más
acentuados ahora, de matemáticas y lecto-escritura. Las aulas están cada vez
más repletas, pero cada vez hay menos alumnos, porque lo que hace que un niño
inscripto se transforme en alumno, es las ganas de aprender. Y las no ganas de
aprender, lleva al fracaso. (González, L.)
Trastornos del sueño
Pesadillas, niños que no pueden conciliar su
sueño o que se despiertan reiteradamente por las noches. Expresan
hiperexcitación, miedos a quedarse solos, a la oscuridad, a personajes de la
imaginación. Síntomas que expresan conflictivas a tratar y resignificar.
Trastornos de la
alimentación
Inapetencia, asco, selectividad en los
alimentos, voracidad.
Dificultades en la
conducta
El tan citado síndrome de la hiperactividad
que denota niños sobreexcitados, intranquilos, que no logran canalizar sus
impulsos (típicos en todos los niños), que no tiene filtro y llevan a cabo todo
lo que desean. Llegan a veces a ser
síntomas de extrema agresividad donde el niño termina tan dañado como el resto.
Los chicos a través de estos síntomas piden ayuda a gritos. A veces se
complementan presentando enuresis o encopresis. Depresión, tics.
Trastornos del lenguaje
Muchas veces estos trastornos se presentan
como dificultades de pronunciación en donde se puede percibir que el niño habla
“bebé” expresando sus dificultades, como el temor al
crecimiento o el deseo de quedarse en ciertas etapas. Los tartamudeos
también son formas de expresión de conflictos.
SÍNTESIS
Todo lo expuesto nos conduce a apreciar que
ha habido muchísimos e importantes cambios. No debemos detenernos en pensar qué
es o era mejor o peor. Es necesario centrarnos en que estos cambios existen y
que nos toca criar a nuestros hijos en el mundo de hoy. Tomar conciencia de lo
que nos está pasando y cómo lo estamos haciendo es lo más importante. Una
crianza gozosa se posibilita si en el origen hay una mujer y/o un hombre (si
están los dos mejor) que decide tener un hijo, alojarlo en el amor y enfrentar
creativamente el desafío, no siempre sencillo, de criar y educar en la alegría
a pesar de los obstáculos, las desilusiones y los malentendidos. (González, L.)
Referencias bibliográficas
Chiozza,
Luis, 2011. “El interés en la vida”. Ediciones del Zorzal. Buenos Aires,
Argentina
Diario
La Nación. Artículo: “Hubo más de medio millón de divorcios en la última década” (4/3/2012)
Entrevista a Liliana González y a Enrique
Orschanski. Contenido de “Entre Nosotros”
(Radio María) Nuevas infancias y adolescencias (extraído de internet, sin
fecha).
Entrevista a Luis Chiozza, médico, escritor,
investigador y psicoanalista: "hay tendencia a que los problemas de uno se
los resuelva otro" Diario Río Negro 26/10/2009)
González, Liliana, Orschanski, Enrique, 2011 “Cre-cimientos”
Ediciones del Boulevard, Córdoba, Argentina
Río Cuarto, Mayo 2014
[1]Retomo
las palabras del Luis Chiozza, Médico psicoanalista argentino, nació en Buenos
Aires en 1930 y se graduó en Medicina en 1955. Ejerció la clínica médica
durante cinco años y luego se dedicó por completo al psicoanálisis. En la actualidad
sigue realizando grandes aportes con sus investigaciones, las que han sido
plasmadas en una importante y rica obra bibliográfica. Para más información
www.funchiozza.com
[2] Liliana
González es Licenciada en Psicopedagogía, especialista en clínica de niños y
adolescentes, coordinadora de talleres para padres y docentes en instituciones
educativas. Es columnista en diferentes programas y autora de varios libros. Aportes
extraídos de entrevistas y de su libro Cre-cimientos (escrito junto al Dr.
Enrique Orschanski)
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